A dos años de su cobarde asesinato, rendimos homenaje a la inolvidable Shireen Abu Akleh, periodista palestina-estadounidense de la cadena Al Jazeera, cuyo valor y compromiso con la verdad son un ejemplo para quienes trabajan por el respeto a la vida y los derechos humanos.
El 11 de mayo de 2022, la vida de Shireen fue arrebatada por un anónimo disparo, mientras cubría una redada de las fuerzas de ocupación israelíes en el campo de refugiados de Yenín. Y este acto vil no sólo segó su vida a los 51 años de edad, sino que también privó al mundo de una incansable defensora de la justicia y la libertad de expresión, quien durante 25 años informó sobre la ocupación, el apartheid y la limpieza étnica del pueblo palestino, llegando a ser reconocida como “La voz de Palestina” y un referente ejemplar para el periodismo de Medio Oriente.
Como es habitua, “Israel” negó inicialmente la responsabilidad de su ejército en la muerte de Abu Akleh, atribuyéndola a milicianos palestinos. Sin embargo, investigaciones independientes de medios como The New York Times concluyeron que el disparo provino de un soldado israelí. A pesar de la presión internacional, “Israel” se negó a abrir una investigación criminal, aduciendo que, incluso en la posibilidad de que el disparo hubiese sido realizado por uno de sus francotiradores, habría sido un acto involuntario. El equipo de investigación londinense Forensic Architecture demostró, no obstante, que fue un asesinato deliberado, lo que llevó al propio Departamento de Justicia de EE.UU. a abrir una investigación oficial. Ella no ha permitido, sin embargo, dar con los responsables del asesinato.
A pesar de esta impunidad, y de la violencia que las fuerzas de ocupación descargaron en el propio funeral de Shireen Abu Akleh, atacando a la multitud y a los portadores del féretro, el legado de la profesional perdura como un faro de esperanza en la lucha por la verdad y la justicia en Palestina. Su valentía y compromiso son un recordatorio constante del poder del periodismo para desafiar la opresión y dar voz a las víctimas de la barbarie sionista. Y así lo han entendido, también, los centenares de periodistas que, como Shireen, arriesgan ahora mismo su vida en Gaza y Cisjordania, para que el mundo no quede indiferente ante el genocidio. Y para mantener viva la esperanza de un futuro de libertad, respeto y autonomía para el pueblo palestino.