Nosotras, las familias de los prisioneros y prisioneras políticas palestinas en las cárceles de ocupación israelíes, hacemos un llamamiento a las organizaciones legales y humanitarias de la comunidad internacional para que actúen con urgencia y den protección a nuestros familiares detenidos en las cárceles de la ocupación israelíes mediante:
- El establecimiento urgente de un comité legal internacional que visite a los presos y presas palestinas en las prisiones de la ocupación para investigar las circunstancias en las que viven, habida cuenta de que hay algunos que llevan encarcelados más de 35 años.
- Un llamamiento a la Cruz Roja Internacional para que en compromiso con sus responsabilidades legales y humanitarias relativas a los crímenes e infracciones que se cometen contra los derechos de los y las prisioneras palestinas, incluidos sus regímenes de visitas, trabaje para que se permita a las familias visitarlos y comprobar su estado.
- Una urgente acción de presión por parte de las organizaciones internacionales ante las autoridades de ocupación para que pongan fin a la política de inanición aplicada para matar a los prisioneros y prisioneras palestinas.
- Una declaración que declare que las prácticas de la Administración de Prisiones de Israel contra los y las prisioneras son crímenes de guerra destinados a matarlos.
- La formación de un grupo de presión internacional que haga seguimiento de las circunstancias a las que están sometidos las y los prisioneros palestinos en las cárceles de la ocupación de Israel.
- La adopción de medidas políticas por parte de la comunidad internacional a través de sus embajadas en Israel para que se haga un seguimiento de la cuestión de los presos y presas palestinos y del [cumplimiento del] derecho a recibir visitas; medidas que contribuyan a mejorar las circunstancias de sus vidas y proporcionen los requisitos mínimos para que los presos y presas palestinas sean tratados de acuerdo con las normas del derecho internacional.
Nuestras reclamaciones a la comunidad internacional son justas y humanitarias, pues pedimos que se proteja la vida de nuestros familiares hasta su libertad. No hemos podido comunicarnos con ellos desde el comienzo de la guerra contra Gaza, y ninguna instancia internacional se ha ocupado de su situación. Su número supera hoy los 9.300 prisioneros y prisioneras de guerra, sin contar los detenidos en Gaza –creemos que son miles– que están sometidos a la política de desaparición forzada de los campamentos.
Son muchos los dirigentes políticos y organizaciones internacionales que se han posicionado a favor de los rehenes israelíes sin referirse a nuestros presos y presas, que son combatientes por la libertad y que recuerdan al mundo que la cuestión de los prisioneros palestinos viene de muchas décadas atrás, desde el inicio mismo de la ocupación y antes. A pesar de ello, este mundo sigue ignorando esta cuestión y la tortura sistemática a la que son sometidos, que se ha intensificado de manera aterradora desde que comenzó esta guerra en octubre del año pasado.
Desde entonces y según cifras publicadas por las propias autoridades de ocupación, 18 presos han sido asesinados en prisiones y campos de la ocupación, sin contar a decenas de personas gazatíes detenidas y asesinadas que la ocupación se niega a identificar y cuyas circunstancias de su martirio no investigan.
Además, más de 3.400 presos y presas palestinas – muchos mujeres y niños– se hallan en detención administrativa bajo pretexto de lo que se denomina el «archivo secreto». Según organismos especializados, esta cifra no se ha alcanzado jamás en la historia.
Las autoridades de la Administración Penitenciaria de Israel han cometido crímenes horribles contra nuestros presos y presas y han violado todas las cartas internacionales para deshumanizarlos y acabar con ellos según indican las decenas de testimonios de presos y presas que han sido puestos en libertad tras cumplir sus condenas, así como los equipos jurídicos.
Los presos y presas palestinos están haciendo frente hoy en día a crímenes sistemáticos inéditos que afectan a su destino, a sus derechos y a su dignidad, por un conjunto de peligrosas políticas sistemáticamente aplicadas por la administración penitenciaria israelí, entre ellas:
- La ocupación utiliza la política del hambre y niega a los y las presas alimentos nutritivos o les proporciona pequeñas comidas insalubres que no son suficientes y que permanecen expuestas a la luz del sol y al polvo durante muchas horas hasta que se echan a perder antes de entregarlas para su consumo. Las comidas estropeadas que se proporcionan no contienen sales ni azúcares, lo que causa fatiga a los enfermos y a los niños, impidiendo su movimiento dentro de las celdas. Algunos de ellos han sufrido pérdidas de conocimiento en numerosas ocasiones. Como consecuencia de esta política, algunos de los presos liberados muestran pérdida de peso hasta parecer casi esqueletos.
- La política sistemática de tortura física y psicológica que sufre el preso desde el momento de la detención y durante los interrogatorios, mediante golpes e insultos para deshumanizarlos cuando [los funcionarios de prisiones israelíes] penetran en las celdas, además de los insultantes cacheos al desnudo dentro de las celdas y durante el traslado de una celda o sección a otra, y hasta su puesta en libertad. La tortura ha sido la principal causa de muerte de presos desde el inicio de esta guerra y a lo largo de las últimas décadas.
- Privación de medios para mantener la limpieza, pues sólo se les proporciona agua dos horas al día; los y las presas sólo pueden ducharse una vez a la semana durante cinco minutos cada uno y no se proporciona ni jabón ni champú, lo que les provoca lesiones dérmicas contagiosas y dolorosas como la sarna.
- Superpoblación de las celdas que, diseñadas para seis reclusos, están ocupadas por entre 12 y 16 presos. La electricidad se corta durante el día, lo que impide ventilar la celda con ventiladores. Sólo se suministra luz entre las 23:00 y las 06:00 horas. Las celdas carecen de colchones y mantas suficientes para que todos los presos puedan dormir.
- Delitos médicos por falta de los requisitos mínimos de tratamientos y seguimiento.
- Restricción del trabajo de los equipos jurídicos y prohibición a algunos de visitar a los presos y presas a los que representan. Prohibición de que estos se reúnan con sus abogados especialmente en la primera etapa de encarcelamiento, que es la fase más importante para el destino del caso de todo preso.
- Confiscación de todos los efectos personales de presos y presas como ropa y libros, y aislamiento absoluto del mundo exterior por la confiscación de televisores y radios. Hay muchos presos y presas que no han podido cambiarse de ropa ni lavarla durante varios meses.
- Las fuerzas de ocupación de Israel han disparado balas de goma contra presos durante el transporte de una sección a otra.
- Presos y presas tiene prohibido salir al patio salvo una hora al día; este “descanso breve” se cancela la mayoría de los días por razones desconocidas.
En estas circunstancias, volvemos a reclamar a la comunidad internacional que proteja a nuestros familiares presos y ponga fin a los horribles crímenes que se están cometiendo contra ellos y ellas.
Familias de los presos y presas palestinas en las cárceles de la ocupación israelí. (Distribuido en Nablus y Ramala por el Comité de Asuntos de Presos y Presas Palestinas, 5 de junio de 2024).