La reciente declaración pública del Colegio Médico de Chile sobre la crisis humanitaria en Gaza, me lleva a expresar mi profunda perplejidad ante la superficialidad y las omisiones deliberadas en ella. En lugar de alzar una voz firme y fundamentada en defensa de los derechos humanos, la declaración se limita a reproducir un discurso tan aséptico como carente de verdad histórica y moral. ¿Cómo puede una institución dedicada a la protección de la dignidad humana adoptar un discurso tan tibio frente a uno de los crímenes más flagrantes de nuestro tiempo?
El contexto denominado “conflicto” no es otra cosa que una ocupación colonial de carácter fascista, sostenida por un régimen de apartheid documentado y condenado por organismos internacionales.Este no comenzó el 7 de octubre de 2023, como insinúan, sino que se ha arrastrado por más de un siglo, desde la Declaración Balfour en 1917 y creación del Estado de Israel en 1948, mediante la usurpación de tierras, la expulsión de su población nativa – sin permitir su retorno hasta el presente – y masacres continuas que se han extendido por más de un siglo, siendo los últimos 14 meses la consumación de la Nakba.
Pretender reducir la narrativa a un episodio reciente no solo invisibiliza décadas de opresión, sino que perpetúa el negacionismo.Hablar de “víctimas” sin identificar al perpetrador es un acto de complicidad moral. Al día de hoy, la resistencia palestina se encuentra amparada por el derecho internacional, incluyendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las Convenciones de Ginebra, que reconocen la legítima defensa frente a una ocupación ilegal. Ignorar esto y centrarse exclusivamente en condenar las acciones de Hamas, mientras se silencia la sistemática violencia israelí, es inaceptable. Aún más cuando hasta el día de hoy no se ha demostrado cuántas fueron realmente las víctimas de Hamas y cuántas producto de la doctrina Hannibal practicada por las Fuerzas de Ocupación Israelíes en contra de sus propios connacionales.
Al 28 de octubre de 2024, y según cifras de la OMS, más de 1.042 trabajadores sanitarios han sido asesinados en Gaza y al menos 370 detenidos desde octubre de 2023. Médicos Sin Fronteras, la Federación Internacional de la Media Luna Roja y Amnistía Internacional han denunciado crímenes de guerra cometidos contra hospitales y centros de salud. Sin embargo, la declaración no menciona ni un solo dato que exponga la tragedia de sus propios colegas palestinos, asesinados mientras cumplían su deber. Tampoco menciona a los más de 10.100 prisioneros políticos palestinos, incluyendo niños y niñas, secuestrados en cárceles israelíes, ni a las decenas de miles de civiles detenidos durante los ataques recientes en Gaza, secuestrados en campos de detención improvisados. Su omisión evidencia una preocupante indiferencia hacia los derechos humanos del pueblo palestino.
ÑEs particularmente irreverente leer en su declaración llamados a la “tolerancia” y a “acuerdos”. ¿De qué tolerancia hablamos? ¿De tolerar el apartheid, la limpieza étnica, el bloqueo a Gaza que ha convertido a esa región en un campo de concentración a cielo abierto? ¿Qué acuerdo puede establecerse con un ocupante que viola sistemáticamente el derecho internacional, rechaza resoluciones de la ONU y desprecia los principios básicos de humanidad?Resulta también indignante que en su declaración no aparezca la palabra GENOCIDIO, pese a que la Corte Internacional de Justicia y organismos especializados han identificado patrones claros que configuran dicho crimen. Su silencio no es neutralidad: es complicidad activa en el negacionismo de un genocidio que el mundo observa, paralizado, mientras las cifras de asesinados, mutilados y desplazados aumentan exponencialmente.
Finalmente, al omitir mencionar al Estado de Israel como potencia ocupante responsable de estos crímenes, su declaración se convierte en una pieza de propaganda que diluye la responsabilidad. Según el derecho internacional, es Israel quien debe garantizar el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria en Gaza. Sin embargo, ustedes desvían esa exigencia hacia organismos internacionales, cual estrategia retórica del sionismo que solo refuerza la impunidad de la entidad genocida.Sres. del Colegio Médico de Chile: en tiempos donde la verdad es un acto revolucionario, su silencio y sus omisiones son un testimonio vergonzoso de connivencia con el opresor. La historia juzgará a quienes, pudiendo alzar la voz en defensa de la humanidad, eligieron callar o mirar hacia otro lado.
No es “una crisis humanitaria” en Gaza. Es una “crisis de humanidad” en un mundo que observa, en silencio cómplice, el desarrollo de un genocidio. Silencio del que el COLMED se ha hecho parte desde el negacionismo.
Atentamente,
Tania Melnick
Comunicadora Social, Vocera Judíxs Antisionistas contra la Ocupación y el Apartheid y vocera Coordinadora por Palestina Chile