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Por Ale Mora
Autoconvocarse no es solo reunirse. Es mirarse, reconocerse y asumir que algo profundamente humano nos interpela. Marchar por Palestina, sin que nadie nos obligue, sin esperar permiso, sin otra motivación que la justicia, es una decisión ética, una afirmación del nosotrxs.
Cuando hablamos de autoconvocarnos por Palestina, hablamos de un compromiso que nace desde abajo. No se organiza desde los partidos, ni desde la figuración personal, ni desde las instituciones; nace desde la conciencia, desde la rabia que no se resigna y la ternura que no se rinde. Es una forma de resistencia que no se conforma con mirar las noticias o compartir un video. Es caminar juntxs, visibilizar lo invisible, gritar lo que quieren que callemos: que Palestina vive, que Palestina duele, que Palestina resiste.
Organizarse por la causa palestina es transformar la impotencia en acción. Es armar redes, coordinar actividades, levantar banderas y sostenerlas incluso cuando todo parece en contra. Es construir comunidad con quienes también sienten que Gaza es nuestra Gaza, que una madre palestina llorando a sus hijxs es también nuestra madre, y que la libertad del pueblo palestino está unida a la dignidad de todos los pueblos.
En tiempos de normalización del horror, organizarse es un acto radical de esperanza. Es decirle al mundo que no estamos dispuestos a callar, que no aceptamos el genocidio como paisaje, ni la ocupación como destino. Es reconocer que cada marcha, cada velatón, cada intervención pública o acto cultural en solidaridad con Palestina no es un simple gesto simbólico, sino una grieta en el muro del olvido, una señal de que la humanidad no está perdida.
Porque cuando nos autoconvocamos por Palestina, nos encontramos con lo mejor de nosotros mismos: con la empatía que no conoce fronteras, con el coraje de las causas justas, y con la convicción de que otro mundo, más digno, más libre, más humano, es posible.Y por eso seguimos marchando. Porque mientras exista una bandera palestina en alto, habrá también una conciencia en pie.
La bandera justa es por los pueblos que luchan y que derriban las barreras que injustamente nos dividen.