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Basilea: el origen europeo de la barbarie sionista

El 29 de agosto de 1897, en la ciudad suiza de Basilea, el sionismo europeo celebró su primer congreso internacional, liderado por el periodista austrohúngaro Theodor Herzl. Este evento marcó el estreno en sociedad de un proyecto colonialista que, desde mediados del siglo XIX y bajo la impostura mesiánica del “regreso del pueblo elegido a la tierra (bíblica) prometida”, desencadenaría uno de los capítulos más oscuros de la historia moderna: el despojo de Palestina.

Como el historiador israelí Ilan Pappé ha señalado, el sionismo lleva en su ADN un programa de colonización y limpieza étnica que comenzó mucho antes de que las primeras balas fueran disparadas. La cuestión palestina no es, en este sentido, una anomalía, o el enfrentamiento de dos etnias o religiones, sino la consecuencia inevitable de negar la existencia de un pueblo para consolidar, a sangre y fuego, la apropiación ilegal de un territorio e intentar borrar la cultura y memoria histórica de su gente.

En Basilea, en un día como hoy, se sentaron las bases de este proyecto. Allí se fundó la Organización Sionista Mundial y se establecieron los objetivos del movimiento, plasmados en los siguientes términos:

“El sionismo tiene por fin establecer un hogar nacional para el pueblo judío, EN PALESTINA, seguro y garantizado por el derecho público”.

Para alcanzar ese fin, el congreso estableció medios prácticos muy precisos:

1.Fomento de la COLONIZACIÓN en Palestina: promover la inmigración judía y facilitar la adquisición de tierras para ASENTAMIENTOS de comunidades agrícolas, artesanos y comerciantes.

2.Organización y unión del pueblo judío: Fortalecer la identidad judía y unir a la diáspora, a través de la creación de instituciones que coordinen los esfuerzos sionistas en todo el mundo, de acuerdo con las leyes de cada país.

3.Fortalecimiento del sentimiento nacional judío y de la conciencia nacional: Promover la conciencia y la identidad nacional entre los judíos, especialmente mediante la educación y la cultura, para consolidar un sentido de pertenencia y compromiso con la causa sionista.

4.Obtención de apoyo internacional: Buscar el reconocimiento y apoyo de las potencias internacionales y el derecho público para legitimar y garantizar el establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina.

A 127 años del congreso de Basilea, el sionismo ha sido particularmente exitoso en la concreción de este programa, consolidándose como una de las fuerzas políticas, económicas y militares de mayor influencia en la sociedad global. Y para lograr dicha posición, no ha tenido reparos en manipular el trauma del pueblo judío, apropiándose de los valores, principios y bienes culturales de dicho pueblo. Con ellos, no sólo ha intentado otorgar legitimidad moral a la creación del Estado ilegítimo de Israel y a su ocupación ilegal de Palestina, sino que además los ha usado como “escudo protector” para su proyecto colonialista, acusando de “antisemita” a cualquiera que levante la voz contra las masacres, el apartheid y el genocidio del pueblo palestino.