El pasado mes de mayo conmemorábamos la “Nakba” (catástrofe). Hoy conmemoramos una segunda etapa de la Nakba: la Naksa (el revés), en referencia a la devastadora Guerra de los Seis Días que Israel lanzó el 5 de junio contra Egipto, Líbano y Siria, ocupando el Sinaí (devuelto a Egipto en 1979 en virtud del Acuerdo de Camp David), el sur de Líbano (de donde el ejército sionista fue expulsado en 2000 por la resistencia libanesa) y los territorios palestinos de Gaza, Cisjordania y Jerusalén.
Una nueva tragedia de matanzas y usurpación, inserta en la lógica sionista de expansionismo y voracidad territorial sin límites.
El éxodo palestino de 1967 o Naksa (literalmente “revés”) se refiere a la expulsión forzosa de alrededor de 280.000 a 325.000 palestinos fuera de los territorios ocupados por Israel, durante y después de la Guerra de los Seis Días, incluida la destrucción de numerosas aldeas palestinas. De este modo, Israel pudo hacerse con el control del 22% de la Palestina histórica que no pudo ocupar en 1948.
Ya son 57 años de ocupación ilegal, en violación flagrante y sistemática del derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los Derechos Humanos en los territorios palestinos.
La Naksa se refiere al trágico revés sufrido por la resistencia palestina en su lucha por la liberación y la autodeterminación. La derrota palestina de 1967, fue un importante punto de inflexión histórico que dictó el curso posterior de todo el mundo árabe.
La Naksa de 1967 preparó las bases para un Medio Oriente neoliberal. Y el militarismo israelí y el sionismo colonial fue la herramienta ideal para tal esfuerzo. La derrota del nacionalismo árabe condujo a la reintegración forzosa de la élite árabe en la economía mundial bajo los nuevos términos de derrota y, por implicación, engendró una mayor desintegración del mundo árabe y la descomposición del aparato estatal. También condujo al surgimiento del sionismo neoliberal y la formación del «Nuevo Israel». Las semillas de la actual escena problemática del Medio Oriente se sembraron en junio de 1967.
La derrota (Naksa) de los árabes en 1967, por otro lado, marcó el comienzo de un nuevo movimiento nacional palestino en el que los palestinos tomaron el asunto en sus propias manos. Tras los acontecimientos de 1967, los partidos políticos palestinos se desarrollaron e integrados a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se impulsó la obtención del reconocimiento internacional como representante legítimo y único del pueblo palestino.
La guerra fue un punto de inflexión para toda la región. En seis días, Israel puso a más de un millón de palestinos adicionales bajo su control directo en Cisjordania, incluido Jerusalén, y la Franja de Gaza. La guerra de 1967 convirtió a Israel en el país con la mayor población palestina (considerando su ocupación de Gaza y Cisjordania incluido Jerusalén). Todo esto creó una atmósfera revolucionaria entre los palestinos, lo que estimuló el surgimiento de movimientos de resistencia armada que se comprometieron a recuperar Palestina y sus derechos nacionales.