
El 5 de septiembre, la Asamblea General de la ONU (AGNU) votó trasladar su 80ª sesión de Nueva York a Ginebra. La decisión responde a la negativa de EE.UU. de otorgar visas a funcionarios de la Autoridad Palestina (AP), en violación de sus obligaciones como país anfitrión de la ONU.
EE.UU y la Política de la Censura

No es la primera vez que ocurre algo semejante. En 1988, cuando EE.UU. negó una visa a Yasser Arafat para dirigirse a la #AGNU, todo el organismo fue trasladado a Ginebra. Hoy, el cambio de sede demuestra que no se trata de un simple ajuste logístico, sino de un acto de desobediencia frente a la sumisión y complicidad de la #ONU con los dictados de EE.UU.
La votación tuvo su origen en el anuncio de EE.UU. de negar y revocar visas a miembros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y de la AP, además de prohibir la entrada a representantes de #Irán, #Zimbabwe y #Brasil. Esta medida fue percibida como un intento de silenciar la voz #palestina en uno de los principales foros internacionales, aprovechando el poder que otorga a EE.UU. su condición de anfitrión.
El Veredicto Global

Como respuesta, y en rotundo rechazo a esta maniobra de coerción, los Estados miembros de la AGNU votaron con un abrumador resultado de 154 a 2 a favor de trasladar la sesión a #Ginebra. La decisión —con solo EE.UU. e #Israel en contra— no solo garantizó la participación de la delegación palestina, sino que también abre la posibilidad de un progresivo aislamiento político de ambos Estados frente a la comunidad internacional.
Lo más importante que se espera ocurra en la próxima AGNU es una votación para activar la Resolución 377 [V], más conocida como Unión pro Paz: mecanismo que permite a la Asamblea General actuar frente a amenazas a la paz y la seguridad internacionales cuando el veto en el Consejo de Seguridad lo bloquea.

En esencia, la votación en Ginebra constituye una firme señal de desacato que busca eludir el poder de veto de #EEUU y abrir una vía para que el derecho internacional prevalezca sobre la #impunidad. Se trata de un momento crucial que podría marcar un antes y un después en la diplomacia global y en la búsqueda de justicia para el pueblo palestino.
La ONU Frente al Espejo
El veredicto de Ginebra no es el final de una historia, sino el preámbulo de una crisis de legitimidad geopolítica. La decisión de la Asamblea General constituye una erosión fundamental de la autoridad de Estados Unidos como árbitro del orden internacional. Al utilizar el control de visas como herramienta de censura, Washington ha expuesto la fragilidad del mismo sistema que afirma liderar, forzando al resto del mundo a elegir entre la ley y la impunidad.
El resultado de 154 a 2 es, en esencia, un juicio político de la comunidad global que rechaza la narrativa de que la seguridad de Israel justifica la inacción ante el derecho internacional. Esta votación es un termómetro que mide la paciencia del Sur Global frente a la parálisis institucional.

Si bien la activación de la Resolución 377[V] no garantiza una acción militar ni económica inmediata, sí convierte a la Asamblea General en una plataforma con un poder moral y político sin precedentes. La relevancia futura de la ONU no se decidirá en el Consejo de Seguridad, sino en la capacidad de la mayoría para traducir esta victoria simbólica en una fuerza de presión real. El camino se ha abierto, y lo que ocurra a continuación determinará si la comunidad internacional es capaz de pasar de la protesta diplomática a la acción con resultados tangibles.
#Resolucion377V #Genocidio #Gaza #Ocupación
