
Hoy solidarizamos con millones de mujeres palestinas que luchan para sobrevivir al genocidio que Israel lleva 17 meses perpetrando contra ellas. Israel ha destruido el 70% de la infraestructura de Gaza con el objetivo de convertirla un territorio donde sea imposible vivir. Sin embargo, para entender el genocidio en curso, no basta con mirar todos los crímenes que Israel ha cometido desde el 7 de octubre de 2023, sino que debemos mirar la historia y las bases fundamentales del proyecto racista colonial del estado de Israel. Un genocidio jamás ocurre de un momento a otro, sino que deben crearse las condiciones en el terreno, que sean propicias para llevarlo a cabo. Israel es y siempre ha sido un proyecto de estado que otorga la nacionalidad a personas identificadas como judía-sionistas. Esto quiere decir que las palestinas que no son judías no gozan de nacionalidad en Israel, y por lo tanto, se convierten en ciudadanas de segunda clase, sin los derechos que gozan las personas de nacionalidad judía. De esta forma, Israel comete el crimen de Apartheid contra el pueblo palestino, haciendo que la vida sea imposible de ser vivida. Éste es un crimen contra la humanidad. Para entender por qué Israel comete el crimen de apartheid, segregando a la población palestina a vivir en bantustanes en Cisjordania y Jerusalén del Este, en Gaza sitiada por cielo, mar y tierra, y en el territorio denominado “Israel”, sin los mismos derechos que sus contrapartes judías; primero debemos comprender la esencia de Israel: Israel es un estado de colonización de asentamientos, lo que significa que tiene por objetivo reemplazar a la población indígena palestina con población invasora. Las colonas de asentamientos vienen desde todos los continentes, con la condición de ser judío-sionistas.
El sionismo es la ideología racista que sustenta intelectualmente todo este proyecto y se gestó en el siglo XIX. Este proyecto tomó décadas de planificación y gestación y, en 1948, por medio de masacres y bombardeos, lograron expulsar a tres cuartas partes de la población palestina. Lxs sionistas ‘limpiaron’ la tierra palestina para hacer espacio para asentar a lxs colonxs invasorxs y establecieron su estado. Entonces, debemos preguntarnos ¿cómo afecta esta colonización de asentamientos a las mujeres palestinas? La población palestina es para Israel la población no deseada y, por lo tanto, debe ser eliminada. Y como todo proyecto de colonización de asentamientos, las mujeres indígenas son particularmente percibidas como una amenaza para los intereses de expansión demográfica de la población colona. Ellas son las que reproducen, cuidan, educan y ayudan a crecer y desarrollar a las nuevas generaciones palestinas. Y un proyecto que quiere limpiar étnicamente la tierra, se ve amenazado por estas mujeres.
Los proyectos de conquista colonial consideran que los cuerpos indígenas, especialmente de las mujeres, son violables, desechables, mutilables y asesinables. Son retratadas como no-humanas y, por lo tanto, cuando se les da muerte a las palestinas, la población israelí, además de su estado, no lo considera una muerte o un crimen. La muerte de la población palestina, para la mayor parte de lxs israelíes, es considerada incluso necesaria si se ven amenazados sus intereses de control y dominación. Las violaciones y los abusos sexuales —argumentan las feministas palestinas— son también una herramienta de colonización. La violencia sexual es inherente a la colonización de asentamientos que busca destruir a las mujeres indígenas. Hay mujeres que confiesan sobrevivir la violación en la cárcel y no poder después tener una vida normal. Israel sabe además, explotar muy bien el patriarcado palestino para sus intereses de dominación. Por ejemplo, cuando apresa a los hombres los amenaza de violar a sus madres y hermanas si ellos no acceden a convertirse en informantes para el régimen colonial. La violencia sexual hacia las mujeres busca precisamente destruir los tejidos familiares y comunitarios en la sociedad palestina. Esta violencia también refuerza y profundiza las estructuras patriarcales del pueblo palestino. Durante años la sociedad israelí ha cantado y hecho grafitis, diciendo ‘muerte a los árabes’ y, cada vez que hay ataques militares de Israel en Gaza, surgen más voces israelíes en espacios públicos que llaman específicamente a la violencia colonial patriarcal. Cuando lxs soldadxs israelíes iban camino a Gaza para la masacre del 2014, ellxs leían los mensajes de apoyo que recibían de lxs ciudadanxs: “Vayan a golpear a sus madres (palestinas), y después vuelvan segurxs a casa con sus madres”. Los ataques deliberados de Israel contra las mujeres palestinas siempre ha sido parte del proyecto sionista. Ben Gurion, durante la Nakba del 48, promovió la matanza de mujeres y niñxs palestinxs a la vez que premiaba a las mujeres israelíes después de tener a su décimx hijx. En 2014, la entonces parlamentaria Ayelet Shaked anunció en Facebook que “el pueblo palestino en su totalidad es el enemigo” y propuso “derramar la sangre de todos los hombres y mujeres palestinas porque todxs son terroristas. Todas deberán desaparecer, incluidas las madres de los mártires, porque engendran serpientes”.El lenguaje deshumanizante hacia las madres busca justificar su asesinato. Al año siguiente, esta parlamentaria fue electa Ministra de Justicia.
Otras personalidades de la cultura israelí también han salido, en la esfera pública, a decir abiertamente que a las mujeres palestinas hay que atacarlas. En 2014, después de que se encontró a 3 jóvenes colonos israelíes muertos, el académico Mordechai Kedar dijo en la radio que “la única forma de prevenir a los asesinos … es haciéndoles saber que sus hermanas o madres serán violadas si los encuentran, porque esa es la cultura del Medio Oriente”. Con este comentario, el académico sugiere que la violación de mujeres es natural entre lxs árabes, fomentando una idea absolutamente racista contra ellos, pero también justificando la violación de las mujeres como forma de prevenir acciones de resistencia palestina. Estos comentarios públicos, los escuchan un amplio espectro de la sociedad israelí. Y nunca aparecen objeciones, ni siquiera de parte de las feministas israelíes. La ideología sionista que deshumaniza al pueblo palestino, incluidas todas sus mujeres, es ampliamente compartida por la sociedad israelí.
Otras formas en que la colonización sionista afecta directamente a las mujeres palestinas, es la prohibición de recibir tratamientos médicos para el cáncer de mamas. Israel bloqueó Gaza por cielo, mar y tierra el año 2007 y, desde entonces, la población gazatí ha sufrido una crisis humanitaria. Los hospitales, mucho antes de comenzar el genocidio, estaban desabastecidos, sin capacidad de dar tratamientos adecuados a su población.
Solamente un 10% de lxs gazatíes que pedían permiso para salir o entrar a la Franja, por el paso de Egipto, lograban hacerlo. Esto significa que muchas mujeres esperaban años para poder obtener un permiso y recibir el tratamiento necesario para el cáncer de mamas. Esta situación muchas veces dejaba a las mujeres esperando hasta morir. El bloqueo israelí en Gaza y el impedimento para que muchas palestinas obtengan tratamiento médico para salvar sus vidas, es un crimen de castigo colectivo contra toda la población.
Parte del proyecto de eliminación del pueblo indígena incluye impedir los nacimientos de nuevos bebés. Durante años se han documentado las dificultades que tienen las mujeres palestinas en Cisjordania, para llegar a los hospitales a tener a sus bebés. Los cientos de puntos de control en Cisjordania hacen que el viaje al hospital a veces tome horas, y hay historias de mujeres que se ven forzadas a parir a su bebé en el punto de control. Muchos bebés mueren en estas circunstancias y algunas mujeres también.
Estas condiciones infrahumanas, y cientos de otros crímenes de Israel, han hecho que la población palestina sufriera por más de 70 años un genocidio de baja intensidad.
Durante los 13 meses que siguieron al 7 de octubre de 2023, Israel lanzó 85.000 toneladas de bombas, excediendo el total de bombas en la segunda Guerra Mundial. El ente genocida usa el hambre, la deshidratación y las enfermedades contagiosas como arma de guerra. El 90% de las niñas menores de 2 años y el 95% de las mujeres embarazadas y lactantes, sufren de pobreza alimentaria severa. Muchas de las madres con malnutrición no tienen leche para alimentar a sus bebés, que también están desnutridos. Muchas madres ven a sus bebés y niñas morir de hambre porque Israel prohíbe el ingreso de alimentos.También existe un tipo de violencia específica hacia las mujeres que no se suele mencionar: la violencia obstétrica. El estrés y el miedo por los bombardeos constantes, incluyendo la destrucción de los centros de maternidad, han contribuido a un acelerado aumento de abortos involuntarios en un 300 por ciento. Las mujeres dan a luz en condiciones extremadamente peligrosas, mientras Isael lanza bombas en carpas cuando ya no quedan hospitales, sin anestesia y sin las mínimas condiciones de higiene para un parto adecuado. La violencia obstétrica va a tener impactos duraderos en las futuras generaciones, para lxs niñxs individualmente, así como para las madres, familias y la comunidad entera. Además, en el último año y medio, Israel ha atacado deliberadamente a bebés recién nacidxs, en Gaza. Por ejemplo, Israel ha expulsado a todo el personal médico del hospital, abandonando a lxs recién nacidxs, o ha cortado la electricidad necesaria para las incubadoras, dejando a lxs bebés prematurxs esperando su muerte.El 30 de septiembre del año pasado, un análisis de Oxfam declaró que el ejército israelí asesinó a más mujeres y niñxs en Gaza de lxs que han sido asesinadxs en un mismo período de un año en cualquier otro conflicto de los últimos 20 años. Cerca del 70% de lxs palestinxs asesinadxs, en este genocidio, son mujeres y niñxs. Las cifras de muertes se estancaron hace mucho tiempo, el año pasado. De acuerdo a las cifras oficiales del Ministerio de Salud de Gaza, casi 47 mil palestinxs han sido asesinadxs, pero de acuerdo a un informe de la revista médica The Lancet del 10 de julio de 2024, si se sumaban las muertes indirectas a las muertes directas, era plausible que ya en aquel entonces haya habido 186.000 palestinxs muertxs. Y el 70 % son mujeres y niñxs. Éste no es el único genocidio que está ocurriendo en este momento. Hay genocidios en curso, actualmente, en el Congo, en Sudán y en muchos lugares del mundo que están siendo ignorados. Pero el genocidio en Palestina es el más documentado de nuestra historia. Y, siendo una verdad que nos grita todos los días a la cara, nos obliga a asumir la responsabilidad de hacer lo posible por detenerlo, además de detener los crímenes de colonización de asentamientos y apartheid israelí.Lo positivo es que el pueblo palestino nos ha dado las herramientas para hacerlo. Y esa herramienta consiste en boicot, desinversiones y sanciones a Israel, hasta que ponga fin a su proyecto colonial de exterminio del pueblo palestino. Los pueblos que habitamos en Chile y el Abya Yala, tenemos la responsabilidad de exigir a nuestros estados que pongan fin a los acuerdos comerciales y militares con Israel.
Chile tiene decenas de contratos militares con esta entidad genocida, que no solo financian la matanza de lxs palestinxs, sino también son utilizados para perseguir y asesinar a nuestros pueblos.Además, permitir que siga ocurriendo un genocidio en Palestina o en cualquier lugar del mundo, significa poner en peligro a toda la humanidad. Normalizar un crimen de la envergadura de un genocidio, que es el peor de todos los crímenes, significa la destrucción de nuestra humanidad. Por eso, exigir al estado.de Chile acabar con los acuerdos de colaboración militar que tiene con Israel y con los acuerdos comerciales con empresas israelíes como Mekorot; es el único camino de esperanza para Palestina.
La impunidad de Israel no puede seguir siendo permitida y el boicot es la única herramienta que tenemos nosotrxs para detenerlo.Claudia Yarur, vocera BDS Chile y vocera Coordinadora por Palestina